Como la primavera que pasó
sin apenas darme cuenta de las flores
o de los árboles poblados de pájaros enamorados
y ell olor de la hierba creciendo ajena a mi pena.
Todos es oscuro como una noche sin luna.
Como las olas de ese mar negro
que en la noche con rabia y brava
se estrella contra mi miedo
o como el olor a mar, del amor y el deseo.
Todo queda suspendido como un suicida en su barandilla.
Como caminar por las calles sin saber donde ir
o no reconocerme en los espejos
o no ser más que apenas una interrogante
o como las hojas de otoño que nunca caen por fin muertas.
Todo llega
hasta la muerte.
Todo espera
menos la vida.
Carmen García Ariza. Maullándole a la luna en el tejado, un domingo de final de verano. Septiembre. 2014
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