Las palabras son alas de colores que se despliegan al viento, altivas y fuertes porque soy águila y soy la reina de mi cielo.
Los silencios acallan el ruido, el bullicio, las batallas, y en él es donde escucho la voz de mi alma que clama.
Las ausencias son signos, son estaciones a las que no llega el tren que esperabas, y te enseñan que tu tiempo se va en cada segundo que no regresa.
Lo incierto es el maestro que disipa la duda y trae la certeza de lo que no es, de lo que no fue, de lo que ya no puede ser.
Lo perverso te abre en canal el pecho, y destierra lejos lo malévolo y el cieno, y como una nueva alborada despiertan tus ojos a un nuevo tiempo.
El olvido agranda tus pies que despacio disfrutan del camino, de flores y pájaros y a zancadas serenas viajan hacía el futuro.
La insidia despierta la memoria, la fe, la esperanza y te hace fuerte y ya nada ni nadie puede hacer que te arrastres por el suelo.
La injusticia grita y te revuelve el estomago, te pone en marcha, te aprieta los dientes, te subleva, te hace lucha y guerrillera sin trinchera
y entonces el amor renace:
en cada palabra que grita, que abraza, que es certeza, que es tierna, que es presente, que comprende, que ama y se convierte en un largo e infinito beso....
y entonces el amor me florece, me humedece, me crece, me vuela, me siente, me abre, y me estremece el cuerpo y el alma.
Carmen Garcia Ariza. MIRÁNDOME; TÉ, , QUERIÉNDOME; TÉ.27 Enero 2015