Llegaron tus manos a despertar mis dormidos sentidos
entre besos desesperados de espera
que mojaron de saliva el alma y la vida,
temblando tu boca, ávida de hundirse
en estos labios de agua y fuego
que se entregan al hambre de tu sexo
y manan agua salada los pezones humedecidos
de mares bravos y cielos enternecidos.
No quedan resquicios ni rincones sin besos
recorren nuestras manos lujuriosas los lugares ocultos
de la piel mojada de sudor y deseo
y te adentras
como un pájaro renacido
dándole las alas
al placer y al delirio..
Y abrazados ante aquel espejo
el amor, siempre fue nuestro reflejo.
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