De pronto se va la esperanza
y aunque una quiera ver
un atisbo,
un rayo tenue de luz
en tanta oscura oscuridad,
las señales se tornan falsas
y a soplidos
incansables
te empeñas en encender una llama
de un fuego en cenizas que se apaga
como el fuego que se apaga.
De pronto tus pies resbalan
al borde de precipicios interminables
conocidos, reconocibles y profundos
Y apenas las manos llenas
de una fe imaginaria
te sujetan a un sueño poco probable
de una luna colgando en el pecho
en la que dejaste un beso
para otro cielo.
De pronto la verdad queda enterrada
bajo miles de palabras camufladas
y nadie viene desenterrar las cunetas
llenas de huesos que murieron
sin justicia, besos ni te quieros.
De repente la vida se echa de nuevo
a mala la vida
y se emborracha de ausencias
y se abandona al oleaje febril
de noches en negras
que todo lo cierran.
y te quedas
preguntándote a solas
el por qué del absurdo de tanto muerto.
Carmen García Ariza.
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