Me quedo tan lejos del mar
y es tan negra el agua en la noche sin luna
que no hay sal que escueza para mi herida
ni hay saliva de besos para tanto dolor y olvido.
Me quedo paralizada frente al espejo
y me tiro al suelo
reptando bajo la tierra reseca,
rota
como los huesos descompuestos
de los muertos que ya nadie recuerda,
y muerta
en la memoria de tus manos
que olvidaron el sendero de mi cuerpo.
Y me escondo en los rincones secretos
donde sé
que nunca me buscarás
para que olvides también mis labios
morados sin los besos que le daban vida.
Carmen García Ariza. Tan lejos de mi. Abril 2014
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